Una agencia de quiniela; una carnicería; dos departamentos céntricos y dos casas de familia fueron blanco de la delincuencia.
Lo ocurrido no es un hecho aislado sino que forma parte de una seguidilla de atracos cometidos en las últimas horas, contra comercios y casas de familia.
Todo comenzó cerca de las 7 cuando Enriqueta Marangoni (70) se aprestaba a abrir su negocio ubicado en la esquina de avenida Galicia y Mitre.
Pero a poco de arribar al lugar, la mujer fue interceptada por un sujeto que la sorprendió segundos después que ella abriera la puerta.
Del recién llegado, se supo que era un hombre de mediana edad, que actuó armado y a cara descubierta.
El malviviente tomó por los brazos a la mujer por lo que se inició un forcejeo que culminó cuando, bajo amenazas, logró hacer ingresar a su víctima al interior del negocio.
Una vez adentro de la agencia (donde también funciona un servicio de Rapipago) el rufián comenzó a reclamar por la entrega del dinero.
Las peticiones del delincuente era acompañadas por temerarias advertencias indicando que todo podría terminar muy mal sino lograba su cometido.
Al cabo de dramáticos minutos, el sujeto logró hacerse de una importante suma, producto de las recaudaciones de varios días de la quiniela y del Rapipago.
Concretado su objetivo, el ladrón se retiró del lugar con paso presuroso, no sin antes reiterar amenazas de muerte para con su víctima.
Minutos después, llegó al lugar el jefe de la 4ta. Zona de inspección junto a agentes de la seccional 8va. (que intervienen por jurisdicción) y comenzó con sus tareas de rigor.
Lo ocurrido dejó perplejos a comerciantes vecinos y clientes que esta mañana tropezaban con el negocio cerrado y un cartel donde se leía: “Cerrado por robo”.
En Guadalupe
Los amigos de lo ajeno también hicieron de las suyas en una casa de familia ubicada en el corazón de Guadalupe.
Pasado el mediodía del domingo, María Eugenia Cogliano (34) decidió salir de su casa por un rato, claro que ignorando la pesadilla que le aguardaba a su regreso.
Uno o más delincuentes fueron los que ingresaron al inmueble de Patricio Cullen al 6900 y prácticamente lo desvalijaron.
Al cabo de algunos minutos, los cacos sustrajeron gran cantidad de electrodomésticos y elementos de informática de alta gama.
Pero no conformes con lo obtenido también se llevaron el automóvil particular de la víctima, un Volkswagen Bora.
Este hecho es investigado también por agentes de la seccional 8va. junto con sus pares de Seguridad Personal.
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