Un grupo de vecinos denunciará al Enress y al ministro de Salud, Miguel Cappiello, en Tribunales, al considerar que “la presencia del flúor podría generar serios problemas en la salud pública”.
En marcha a la Justicia
Este grupo de voluntades no dispuestas a aceptar a la fluoración del agua en el servicio de agua potable de Santa Fe, llevará a la Justicia su reclamo. Dos de sus firmantes, el periodista y productor televisivo Jorge Álvarez y el operador radiofónico y escultor Rodolfo Eduardo Nave, en diálogo con Diario UNO, dieron a conocer los motivos que los impulsaron a presentar su escrito y la importante cantidad de documentos con los que sustentan la impugnación al proceso de fluoración.
Álvarez expresó que “está claro, a esta altura, que el flúor es un subproducto tóxico de la industria minera, del fosfato. Y también, un subproducto de la industria del aluminio”. Para el reconocido periodista se trata de una decisión de trascendencia social “que no tiene el consentimiento de la ciudadanía, sus posibles efectos no fueron informados, ni serán supervisados. Además, no está demostrado que la ingestión del flúor en el agua, le haga bien a los dientes”. Tal como lo consignaron en el escrito que se presentó en el Enress y la Defensoría del Pueblo, Álvarez se pregunta detalles técnicos y políticos:
“Queremos saber entre otras cosas: ¿Quién se ocupa de echar el flúor?, ¿quién controla la cantidad que se echa y qué tipo de seguimientos se hacen?”.
A estos interrogantes suma otros, no menos interesantes: “¿De dónde proviene el flúor?, ¿qué empresa lo suministra y qué costo tiene para la provincia?, ¿el flúor que está presente en el servicio de agua potable, a qué pruebas toxicológicas fue sometido?, ¿quién las hizo?” y finalmente inquieren sobre “¿qué bases científicas se sustenta la promoción de la fluoración en el agua potable que consumen los santafesinos?”.
Allí coinciden Álvarez, Nave y los otros vecinos firmantes. “No sabemos a ciencia cierta si hay una fundamentación científica seria –de la cual nosotros descreemos y aportamos material para el análisis en sentido inverso a la campaña oficial– y no descartamos que quizás hasta pudieran existir intereses de orden económicos en esta decisión”, refrendaron, unívocos, Nave y Álvarez.
Reclamo internacional
Para Rodolfo Nave, hay “un detalle que no se puede obviar. Hay científicos de todo el mundo que están pidiendo que se revise la práctica de agregar flúor al agua, por no tener una explicación científica y lo que es peor, porque daña a la salud”.
Nave se fundamentó en que “este documento, que podés observar, tiene por ejemplo la firma de 300 renombrados investigadores y especialistas en salud de 38 países del mundo entero y entre ellos está el Dr. Arvid Carlsson, premio Nobel de Medicina en el 2000; el profesor Samuel Epstein, autor del libro La Política del Cáncer; Doug Everigham, ex ministro de Salud de Australia; la Dra. Lynn Margulis, premiada en los Estados Unidos con la Medalla Nacional de Ciencias, en un petitorio coordinado por el Dr. Paul Connett, profesor de Química en la Universidad de St. Lawrence, EE.UU, y el Dr. Mark Diesendorf, profesor de Ciencias Ambientales de la Universidad Tecnológica de Sydney, Australia”.
“Este petitorio fue firmado en nuestro país”, prosiguió Nave, “por el Dr. Raúl Montenegro, presidente de la Funam (Fundación para la defensa del medio ambiente) y además ganador del Premio Nobel Alternativo 2004, quien viene alertando a las autoridades provinciales de todo el país, las inconveniencias del uso indiscriminado del flúor”.
Córdoba dijo no
“En este tema de la fluoración, entre otras cosas, no podemos desconocer la autoridad en la materia que tiene el Dr. Raúl Montenegro”, dijo Álvarez. “En su provincia, Córdoba, no se aplica, y además, Montenegro en el pronunciamiento internacional al que recién aludíamos dice textualmente que es necesario abrir un debate científico sobre este tema y que se deje de utilizar a la población como conejillo de Indias”.
En el documento que lleva la firma de Montenegro y otros 300 investigadores de 38 países, el titular de la Funam consigna que “los valores a partir de los cuales hay efectos negativos están muy cerca de los usados para obtener pretendidos efectos positivos. La evidencia disponible muestra que con una ingesta de 6 miligramos por día de flúor se presentan efectos sobre huesos, y que con 14 miligramos por día se aumenta el riesgo de fracturas”, remata Montenegro.
Tanto Álvarez como Nave señalaron algo que está presente también en la bibliografía disponible en torno a este tema. “El flúor era considerado un residuo tóxico de la fabricación del aluminio que únicamente podía ser vendido como insecticida y veneno para roedores. Pero luego, la industria le dio un giro para ponerlo en la órbita comercial de nuevo”, dijo Álvarez. “Sí, hay un estudio de 1930, financiado por la industria del aluminio, que le encontró supuestos «beneficios» a la ingesta del flúor, siendo un elemento tan dañino y potente como el arsénico”, añadió.
“Y nadie le pondría arsénico a su cepillo dental”, agregó Nave, quien expresó que “son varios los países de Europa que tienen expresamente vedada la fluoración del agua potable. Y esos antecedentes no fueron tenidos en cuenta aquí. Mientras en varios países de Europa está prohibido el flúor en el agua y también en varios estados de EE.UU, acá sin ningún tipo de debate y sin consulta a la gente, ONG o profesionales idóneos en estas áreas, alegremente se decide colocar flúor en el agua potable para consumo masivo”. Álvarez y Nave seguirán con su reclamo en la Justicia local.
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