En el marco de la causa por el
martirio de Froilán Aguirre, ex militante de la UES que logró
identificar a su verdugo, declaró Guastavino, quien fue torturado en
\"La Casita\". \"Era una obligación moral estar acá\", señaló el
legislador nacional.
Llega a su tramo final el juicio por el martirio de Froilán
Aguirre, un ex militante de la UES que logró identificar a su verdugo:
el ex comisario Roberto Martínez Dorr y llevarlo al banquillo. Ayer,
declaró el último testigo: el senador nacional y ex vicegobernador de
Entre Ríos, Pedro Guillermo Guastavino. Y hoy comenzarán los alegatos de
la querella y del Ministerio Público, así que la sentencia se conocerá
en una semana, el viernes que viene. "Era una obligación moral estar
acá", dijo Guastavino a Rosario/12, quien relató los tormentos que
padeció en un centro clandestino conocido como "La Casita" y luego en la
comisaría 1ª. Guastavino y Aguirre, son sobrevivientes de la
persecución de Septiembre Negro, cuando entre el 6 y el 14 de setiembre
de 1976, los grupos de tareas de la dictadura que operaban en Santa Fe
persiguieron y asesinaron a siete militantes del peronismo
revolucionario y secuestraron a otros nueve.
El Tribunal Oral de Santa Fe cerró ayer la etapa de pruebas. Guastavino fue el último testigo en declarar. Y luego, Martínez Dorr hizo su descargo sobre otras imputaciones que se escucharon en el debate, por las torturas a dos políticos ya fallecidos: el ex intendente de Santa Fe, Adán Noé Campagnolo y el ex vicegobernador de la provincia, Félix Cuello, poco después del golpe de 1976.
"Era la última oportunidad que tenía de declarar en el juicio", dijo Guastavino. Su testimonio estaba previsto para el arranque, el 1º de marzo, pero se postergó hasta ayer por su actividad en el Senado de la Nación. Guastavino fue secuestrado el 7 de setiembre de 1976, junto a su ex pareja, Liliana Ríos, en un operativo en cadena donde fue asesinado Evaristo Oviedo y detienen a la compañera de éste, Marta Berra y a Mario Archelasqui. Al día siguiente, el 8 de setiembre, cayeron Froilán Aguirre y Juan Alberto "Beto" Osuna en una cita en el hospital Iturraspe. El grupo de tareas los llevó a una casa de campo en San José del Rincón, donde fueron torturados durante horas. Froilán apareció después en la comisaría 1ª y Osuna, acribillado a balazos en Paraná, en un enfrentamiento fraguado que se conoce como La Masacre de la Tapera.
El martirio de Guastavino siguió en un centro clandestino -al que llaman La Casita?, donde lo atormentaron durante tres días. "Me llevaron encapuchado y esposado a la espalda, me torturaban con picana eléctrica y el submarino seco y, después, me tiraron en la comisaría 1ª, con la capucha y atado de manos y pies. Estuve en una pieza, inconciente, a la que ingresaban otros represores a golpearme salvajemente", recordó.
"Debo haber estado en la comisaría 1ª alrededor de treinta días", relató. Pero no recuerda haber visto a Froilán Aguirre porque siempre estuvo encapuchado. "Además, estaba en un estado físico lamentable, muy mal. Tengo la idea de que estuve durante varios períodos inconcientes, sin tener noción donde me encontraba", agregó.
"Una noche me ajustaron las esposas, la capucha, las ataduras de los pies y me metieron en el baúl de un auto. Yo pensaba que me iban a matar. Pero terminé en la Guardia de Infantería, donde me legalizan", recordó. Guastavino es sobreviviente también de otra trampa mortal: una cita nacional envenenada, en la plaza de las Banderas, donde en tres días fueron secuestrados siete militantes de Montoneros, entre ellos su hermano mayor, Enrique Guastavino, aún desaparecido.
El Tribunal Oral de Santa Fe cerró ayer la etapa de pruebas. Guastavino fue el último testigo en declarar. Y luego, Martínez Dorr hizo su descargo sobre otras imputaciones que se escucharon en el debate, por las torturas a dos políticos ya fallecidos: el ex intendente de Santa Fe, Adán Noé Campagnolo y el ex vicegobernador de la provincia, Félix Cuello, poco después del golpe de 1976.
"Era la última oportunidad que tenía de declarar en el juicio", dijo Guastavino. Su testimonio estaba previsto para el arranque, el 1º de marzo, pero se postergó hasta ayer por su actividad en el Senado de la Nación. Guastavino fue secuestrado el 7 de setiembre de 1976, junto a su ex pareja, Liliana Ríos, en un operativo en cadena donde fue asesinado Evaristo Oviedo y detienen a la compañera de éste, Marta Berra y a Mario Archelasqui. Al día siguiente, el 8 de setiembre, cayeron Froilán Aguirre y Juan Alberto "Beto" Osuna en una cita en el hospital Iturraspe. El grupo de tareas los llevó a una casa de campo en San José del Rincón, donde fueron torturados durante horas. Froilán apareció después en la comisaría 1ª y Osuna, acribillado a balazos en Paraná, en un enfrentamiento fraguado que se conoce como La Masacre de la Tapera.
El martirio de Guastavino siguió en un centro clandestino -al que llaman La Casita?, donde lo atormentaron durante tres días. "Me llevaron encapuchado y esposado a la espalda, me torturaban con picana eléctrica y el submarino seco y, después, me tiraron en la comisaría 1ª, con la capucha y atado de manos y pies. Estuve en una pieza, inconciente, a la que ingresaban otros represores a golpearme salvajemente", recordó.
"Debo haber estado en la comisaría 1ª alrededor de treinta días", relató. Pero no recuerda haber visto a Froilán Aguirre porque siempre estuvo encapuchado. "Además, estaba en un estado físico lamentable, muy mal. Tengo la idea de que estuve durante varios períodos inconcientes, sin tener noción donde me encontraba", agregó.
"Una noche me ajustaron las esposas, la capucha, las ataduras de los pies y me metieron en el baúl de un auto. Yo pensaba que me iban a matar. Pero terminé en la Guardia de Infantería, donde me legalizan", recordó. Guastavino es sobreviviente también de otra trampa mortal: una cita nacional envenenada, en la plaza de las Banderas, donde en tres días fueron secuestrados siete militantes de Montoneros, entre ellos su hermano mayor, Enrique Guastavino, aún desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario