El presidente de la UCR, Mario
Barletta, sostiene que el desafío es saber convivir con las diferencias.
En febrero pedirá una audiencia con la Presidente Cristina de Kirchner.
Las prioridades no pasan por un frente político. Admitió que busca el
regreso de Elisa Carrió al partido.
Mario Barletta transcurre sus primeras semanas al frente de
la presidencia de la Unión Cívica Radical con un objetivo claro: evitar
que el centenario partido deje atrá el divisionismo que muchas veces lo
perjudicó. Cree Barletta que el desafío es oxigenerar las diferencias
sin necesidad de rupturas y, en ese trazo, se plantea modernizar las
estructuras y lograr qu ealgunos de los que se fueron puedan regresar.
"Hay que llevar adelante dos tareas de manera
simultánea. Por un lado la modernización del partido, que esté acorde a
los tiempos y genere mecanismos de participación. Hay que revisar la
estructura para generar ámbitos no sólo deliberativos sino para tener
capacidad de actuar. Pero lo más importante es recuperar el vínculo con
la sociedad. Debemos estar atentos a los problemas que tiene la
sociedad. Con una doble agenda: la que marca el gobierno nacional para
que nosotros en el rol de oposición y articulada demos respuesta.
—¿Cómo se traduce en la práctica?
—Con diputados y senadores trabajaremos de manera
coordinada, y debemos hacerlo con los intendentes. Los vamos a invitar a
todos a participar de las reuniones del comité nacional, aunque la
carta orgánica no lo indique. Como espacio opositor tenemos firmeza y
profesionalidad. Esperamos que el gobierno no repita lo que sucedió el
año pasado, cuando sancionó leyes muy importantes sin consultar a la
oposición. El oficialismo hizo una mala interpretación del resultado
electoral, yo creo que el 54 por ciento de los votos fue una
ratificación a las políticas del gobierno nacional pero la ciudadanía no
le dijo a Cristina "haga lo que quiera". Se debe tener en cuenta a
quienes piensan diferente. En dos semanas aprobaron doce leyes, muchas
de ellas de envergadura. La ley antiterrorista, más que eso, es una ley
de terror. Muchos esperan que el radicalismo represente la ética
republicana, el deber republicano, el respeto a las organizaciones
democráticas. somo el espacio político que quiere retomar la cultura del
trabajo, la educación. Queremos incorporar temas a la agenda social y
política. La educación argentina sigue en franco deterioro, no hay
acceso a la educación de calidad.
—¿Es probable un acuerdo nacional entre el
radicalismo y el socialismo teniendo en cuenta su cercanía política y
geográfica con Binner?
—Creo que esa cercanía puede ayudar, pero de todas
formas hay una primera etapa en la que el radicalismo debe fortalecerse,
organizarse para tener mayor cohesión interna. Como lo está haciendo
también el FAP, porque convengamos que se trata de una fuerza nacida
para las elecciones y no tiene una conformación clara. Ahora estamos
trabajando hacia adentro de nuestros partidos y hacia afuera con la
sociedad. Entre las fuerzas políticas alentamos el diálogo, la búsqueda
de coincidencias, pero la conformación de frentes plurales nos va a
llevar algún tiempo más. No perdamos de vista que las elecciones del
2013 son legislativas, por lo tanto se avanzará según cada provincia. La
tarea de ir generando espacios más amplios se va a ir dando de manera
diferente en cada una de las provincias.
—¿Y que chances habrá para que en las elecciones a diputado nacional del 2013 existe un acuerdo con el socialismo en Santa Fe?
—Están dadas las posibilidades. Lo importante es que
el Frente Progresista santafesino continúe transformando la provincia y
avance en los cambios importantes. Hay que resguardar que ese aspecto no
se vea perturbado, como pasó en las elecciones nacionales. Habrá que
analizar oportunamente las estrategias electorales para la provincia de
Santa Fe cuando llegue el momento.
—Usted iba a solicitar una audiencia con la presidenta de la Nación. ¿En qué quedó ese intento?
—Estábamos por promoverla cuando nos enteramos de su problema de salud, por lo que insistiré en el mes de febrero.
—¿Qué lectura hace de la confusión reinante sobre la salud de la presidenta?
—Resulta muy extraño. Es difícil leer una explicación
clara respecto a este tema. A veces se instalan de manera excesiva
algunas cuestiones que no son las que la ciudadanía espera de parte de
los gobernantes. Se han gastado chorros de tinta... Una vez que el tema
pasó no es necesario recurrir sobre eso. Es mucho más importante hablar
de que en el 2011 tuvimos el doble de inflación del que nos dijo el
Indec o los problemas educativos, de seguridad vial. No nos va a cambiar
la vida si le hicieron bien o mal el diagnóstico a Cristina, en
definitiva es bueno que esté bien y no tenga cáncer. Todo lo demás es
entrar a indagar en callejones sin salida.
—¿Usted impulsa el regreso de Carrió y López Murphy al radicalismo?
—El radicalismo tiene que dejar de amurallarse y
saber convivir con las diferencias. No puede ser que ante las
diferencias todo termine con rupturas, fracturas o expulsiones. Lo
importante es hacerse entender. Por supuesto que hay presupuestos
básicos en el radicalismo, que tienen que ver con la ética republicana,
la transparencia y la honestidad, entre otros principios, luego hay
diferentes miradas y estrategias dentro de un espacio político. Lo
importante es dialogar. El radicalismo tiene que empezar a cambiar la
manera de tratar las diferencias, hay que convivir con ciertos niveles
de diferencias.
—¿Mantuvo conversaciones con Carrió y López Murphy?
—Hablé por teléfono con Carrió. Muchos, además,
dialogaron conmigo para felicitarme por ser presidente de la UCR, pero
no profundizamos cuestiones que tienen que ver con el partido. Estamos
trabajando en fortalecernos desde la cohesión interna.
—¿Le sorprendió lo que sucedió con la energía
en Santa Fe y el clima de profundo malestar entre los ciudadanos por
los recurrentes cortes de luz?
—Es lógico el malestar de los ciudadanos con el
gobierno, que demande las mínimas condiciones de los servicios
indispensables, pero, bueno, todo no se puede lograr en cuatro años de
gobierno. Se dejaron estar mucho tiempo y no se tuvo en cuenta
debidamente el crecimiento de la demanda energética. El mayor poder
adquisitivo por las construcciones genera mayor consumo, y eso no se
previó en el mediano plazo. Las consecuencias están a la vista.
—¿Y de parte de quien o quiénes no existió esa planificación?
—No hay planificación a nivel nacional, es muy serio
ese problema. Por supuesto que la provincia de santa Fe ha tenido su
responsabilidades. Hay que tener un plan a mediano plazo para recuperar
el tiempo perdido. El crecimiento económico generó mayor demanda y eso
no fue previsto.
—¿Pero es viable la EPE? Uno recorre los
archivos y todos los años ocurren los apagones. Si el problema es la
inversión y se vienen épocas de vacas flacas resulta difícil vislumbrar
cómo el Estado va a hacer semejante nivel de inversión con ingresos cada
vez menores.
—Comparto con usted en que hay que hacer una revisión
profunda del funcionamiento de la EPE. Hay que revisar a fondo el
esquema de funcionamiento. Además hay que revisarlo en relación al plan
energético nacional y la correspondencia provincial.
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