martes, 23 de octubre de 2018

Cómo evitar el Síndrome del Casi

Cientos de veces he visto a más personas de las que quisiera empezar un proyecto con muchísima intensidad y abandonar justo antes de llegar a la meta. Un proyecto de cualquier naturaleza, ya sea un negocio, una pareja, una carrera deportiva, en fin lo que se les ocurra. Veo este tipo de personas dar saltos agigantados hacia sus objetivos con la ilusión en los ojos y la ambición quemándole los talones, apurando el paso. Tienen todo para lograrlo, la altura perfecta para ser el mejor jugador de basketball, la concentración de un corredor, la constancia de una escritora, la determinación de un emprendedor, sean quienes sean, tienen un objetivo claro, una meta definida, tienen todo el potencial de llegar a donde quieran. Sin embargo, pierden fuerza a mitad de camino. O peor aun, cuando están por llegar a la cima pegan la vuelta y toman otro rumbo.
Son personas que obtienen buenos resultados inmediatos y logran mantenerlos por un tiempo, pero antes o después se bajan de ese tren y eligen otro. Y así van, destacándose en sus actividades, pero sin llegar a ganar realmente.
Son, como escuché una vez autodefinirse a alguien, los siempre casi. Los siempre casi ganadores, los siempre casi mejores.
“Él podría haber sido el mejor jugador, lo tenía todo”
“Ella podría haber sido una escritora exitosa”
“Él podría haber impactado miles de vidas de forma positiva”
“Ella podría haber ganado miles de dólares de haber seguido con su emprendimiento”
“Él podría haber cumplido su objetivo, parecía tan claro”
Pero el casi no es suficiente para hacer realidad el “podría”.
Lo que afecta a estas personas y provoca que constantemente abandonen sus sueños no es la escasez de esfuerzo ni de trabajo duro, al contrario se desempeñan de forma excelente en cada cosa que se proponen, es la falta de compromiso real lo que les perjudica.
Pueden parecer comprometidos con sus metas, pero no ese compromiso absoluto que actúa como un imán indestructible sino el otro, ese vago que se aferra más a un sueño que a algo real. Y peor es que se convencen de que están dando todo, de que están trabajando de forma cien por ciento productiva.

Nada peor que tratar de engañar a la mente, ella es bastante ingenua y de a poco se va a creer lo que le decimos, convenciéndose de que todo es así.

Entonces va adecuar su rendimiento a los resultados esperados. Pasarse horas y horas frente a una computadora no es sinónimo de productividad, o correr un par de cuadras no es suficiente para entrenar de verdad, por ejemplo.
Autoconvencerse de que están haciendo lo mejor que pueden es una defensa para no avanzar, porque estas personas también tienen miedo. Incluso quizás hasta más miedo que el resto, porque creen que cuanto más alto lleguen más va a doler la caída, creyendo claro que algún día van a caer. Ese miedo es el que va tirándoles hacia atrás, por eso empiezan la maratón con todas sus fuerzas, a máxima velocidad, para no sentir la fuerza del miedo que es como la de la gravedad, constantemente quiere que estén con los pies sobre la tierra.
Despegan sus alas, saltan con fuerza, gritan para no escuchar la voz del miedo… pero cuando las aguas se calman y alcanzan ver lo que están logrando, lo encaminado que va aquello que siempre soñaron, el pánico les frena. Saltan todas las alarmas de aquello que han mamado durante toda a vida: el éxito es solo para unas pocas personas, tu destino es nacer, crecer, trabajar, casarte y morir. Estamos programados para no crecer, para frenarnos, para quedarnos en la zona de confort.
Los siempre casi tienen muchos resultados positivos a cuestas, tienen cientos de historias y anécdotas de todas esas veces que casi lograron lo que querían. Planes, sueños, metas, objetivos, estrategias, horas y horas de trabajo para… casi lograrlo.

Comprometerse al cien por ciento con la meta es la clave para alcanzarla.

A ningún corredor se le ocurre jamás correr hacia otro lado que no sea la línea de meta, en la vida misma pasa lo mismo. Sino logramos enfocarnos correctamente, no importan ni el talento ni la pasión ni las características, vamos a terminar abandonado, vamos a ser eternamente los siempre casi.
Y nadie que realmente quiere brillar y deslumbrar va a conformarse con el siempre casi. Por eso, analiza realmente tu situación, ¿estás dándolo todo? ¿estás caminado con pasos firmes hacia tu meta? ¿O simplemente son sueños que vas guardando por ahí?
Sincérate y analiza tus resultados. No engañes a tu mente ni te conformes con apenas un poco de todo lo que podés lograr.
Hace una pausa, analiza tus acciones y resultados, si realmente no sabes que podés dar mucho más deja de perder el tiempo y ¡cambia! los resultados a veces tardan en llegar, pero si la pelota no entra al primer tiro, ¿vas a dejar de intentarlo?
Nunca sabemos cuantos tiros van a ser necesarios para lograr anotar, pero sí sabemos, y no podemos olvidarnos jamás de eso, que un día uno de esas va a ser el acertado.
No quieras ser la recordado o recordada como la persona que casi lo logró.

Que te recuerden por ser quien nunca abandonó el juego.

>>nos vemos en la cima! Espero tus comentarios!

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