martes, 16 de abril de 2013

Concejal Aignasse: Santa Fe, mejor preparada para afrontar una emergencia hídrica


El cambio climático y las tormentas de gran intensidad, cada vez más frecuentes en nuestra región, plantean avanzar sobre un concepto últimamente muy escuchado: el de Ciudades Resilientes. La idea de resiliencia tiene que ver con la capacidad de una localidad expuesta a amenazas, de responder frente a aquellas situaciones desafiantes; con su habilidad para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse ante la catástrofe sufrida, para recobrar su equilibrio natural y normalizar su funcionamiento en el menor tiempo posible. Cuando una ciudad es golpeada por un desastre, tiene que volver a su estado anterior, y la población y los gobiernos deben aprender cómo hacerlo.


Santa Fe, mejor preparada para afrontar una emergencia hídrica
En nuestro país se han impulsado campañas para que los intendentes comiencen a hacer planes de riesgo e incorporen a sus presupuestos, políticas públicas para hacer frente a estas situaciones. Una práctica recientemente implementada, es la reunión periódica de intendentes de distintas localidades y partidos políticos -entre ellos el de Santa Fe- por el proyecto conocido como Estructura de red municipal; que tiene como fin intercambiar experiencias, ideas e innovaciones de cada gestión local, generándose así un espacio de encuentro donde se analizan los desafíos y riesgos que enfrentan sus municipios y la mejor manera de enfrentarlos. La coordinación de la red está a cargo del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y la Red de Acción Política (RAP), organizaciones apartidarias, independientes y sin fines de lucro, que trabajan en pos de un Estado democrático y eficiente que mejore la calidad de vida de la población.
Como sabemos, los principales riesgos de desastre que amenazan a Santa Fe tienen que ver con posibles inundaciones, que pueden originarse por crecidas de los ríos que la rodean, por lluvias intensas, o por la combinación de ambos fenómenos, como ocurrió en abril del 2003, que ocasionó el peor desastre hídrico de su historia. La falta de previsión por parte de los responsables del gobierno de ese entonces (obras de protección inconclusas, ausencia de plan de contingencia, falta de refugios preparados, gente desorientada que no sabía qué hacer ni a dónde ir), la inexacta información brindada a los vecinos y la ausencia de mecanismos de respuesta, hicieron que la catástrofe tenga consecuencias lamentables aún mucho mayores que pudieron haberse evitado de haber trabajado esta temática.
Unos años después en 2007, las inusuales precipitaciones volvieron a provocar inundaciones en nuestra ciudad y a poner de manifiesto que Santa Fe otra vez no estaba preparada para afrontarlas.
Es a partir del 2008 que se comienza a trabajar intensamente esta problemática en todos los ámbitos de la ciudad, desde lo educativo hasta en las obras públicas y el presupuesto, con el objetivo de crear nuevas condiciones y conductas de vida que reduzcan al máximo los riesgos y eviten daños. Así es que, de una ciudad con casi nula planificación hasta el 2007, hemos pasado a tener una ciudad donde la problemática del riesgo hídrico se ha tomado como una política de estado.
Desarrollando Ciudades Resilientes: mi ciudad se está preparando, es una Campaña Mundial de la Estrategia Internacional de las Naciones Unidas para Reducción de Desastres, que se creó con el fin de ayudar a que los gobiernos locales se preparen para responder lo mejor posible ante estos problemas. La misma se basa en tres puntos fundamentales: saber más, invertir con mayor acierto y construir de forma más segura. Todas las ciudades del mundo pueden participar si se comprometen a cumplir con 10 puntos esenciales que le posibilitarán una mayor resistencia ante desastres naturales que puedan surgirles.
Santa Fe participa activamente de esta campaña. Entre los avances logrados sobre aquellos 10 puntos, podemos mencionar que se crearon la Dirección de Gestión de Riesgos y el Sistema Municipal de Gestión de Riesgos (SMGR); que en el presupuesto municipal, anualmente se asigna un alto porcentaje para obras que reduzcan problemas hídricos; que se dispone de información actualizada sobre amenazas y vulnerabilidades, planes de desarrollo urbano y de contingencia ante lluvias y crecidas de ríos, publicados en la web del Gobierno de la Ciudad (www.santafeciudad.gov.ar); que se realizaron inversiones en infraestructura de prevención y disminución de riesgos; que se intensificaron las tareas de limpieza y mantenimiento de los sistemas de drenaje y de las defensas ante inundaciones; que siguiendo el flamante plan de ordenamiento urbano con que cuenta la ciudad, se restringieron los asentamientos en áreas bajas o inundables; que se duplicó la capacidad de bombeo del agua de los reservorios (que además son constantemente supervisados); se establecieron programas educativos sobre reducción de riesgos y de capacitación a comunicadores sociales, funcionarios y empleados municipales; se implementó la recolección diferenciada de residuos, reforzada con campañas de concientización sobre el cuidado del medio ambiente y sobre lo que genera arrojar basura en la vía pública, desagües o canales; se instalaron diez pluviómetros en diferentes sectores de la ciudad y un radar meteorológico para obtener información más precisa sobre las precipitaciones; se hicieron campañas de difusión del Plan de Contingencia en varios barrios para transmitir a los vecinos las medidas de prevención del riesgo hídrico y la forma de actuar ante situaciones de emergencia -recomendaciones ante una posible evacuación preventiva, recorridos por las vías de salida y puntos de encuentro en distintos sectores de la ciudad, entre otras.
Como resultado del empeño y el compromiso puestos por el Gobierno de la Ciudad en mitigar el riesgo hídrico al que está expuesta nuestra ciudad por su ubicación geográfica, en el año 2011, Santa Fe fue reconocida con el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas-administrado por la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ONU/EIRD)-, quien otorga dicha distinción a individuos o instituciones que hayan realizado esfuerzos significativos en la reducción del riesgo de desastres en sus comunidades.
Pero más allá de la distinción internacional que recibió la ciudad, los pasos dados por el Municipio para tener una ciudad mejor preparada para las contingencias climáticas, se ven reflejados en el accionar que se despliega ante cada alerta metereológico, y en cómo se pudieron superar con éxito las situaciones extremas que se vivieron después de episodios comprometedores, como la tormenta de viento y lluvia que azotó principalmente al barrio Barranquitas el año pasado o la gran tormenta de mediados de diciembre último donde, con un trabajo a destajo, el Municipio logró solucionar paulatinamente los daños graves que se habían producido en el ejido urbano con 8000 árboles caídos, 200mm de lluvia y más de 3000 toneladas de desechos vegetales recolectados. Sin ir más lejos, el pasado jueves 11 la ciudad volvió a ser víctima de abundantes lluvias que provocaron grandes anegamientos. Pero las respuestas favorables se vieron enseguida: los lugares por donde debía escurrir el agua estaban despejados en su gran mayoría, con las obras y trabajos necesarios para que el agua corra hacia los reservorios, por lo que en pocas horas las calles y barrios fueron recuperando su fisonomía habitual. En otras zonas, donde los problemas persistieron un tiempo mayor -6 barrios de la ciudad- el protocolo de emergencia actuó con celeridad y los damnificados recibieron la contención necesaria del Estado para superar el mal momento.
Todos sabemos que aún queda mucho por hacer y que el trabajo para mitigar el riesgo hídrico es de todos los días del año y sin descanso. Pero no hay dudas, después de esta nueva experiencia donde la ciudad ha atravesado la emergencia de manera positiva, que vamos por el buen camino. Santa Fe se encuentra cada vez mejor preparada para afrontar las emergencias hídricas que la naturaleza le impone. 

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