Retuvieron a una familia 20
minutos y huyeron con dinero en efectivo y otros objetos de valor Fue
ayer a las 8 en Dorrego al 2200. En un mes, hubo al menos tres hechos
similares en la zona.
"Salí, miré para todos lados, no había
nadie. Uno toma precauciones, pero...". Angustiado y resignado, Marcelo
no terminaba de creer lo que le pasó ayer a la mañana cuando se
aprestaba a sacar su camioneta del garaje de su casa de Dorrego al 2200 y
fue sorprendido por tres hombres armados que sometieron a su familia a
una pesadilla durante unos 20 minutos. Los delincuentes huyeron con
alrededor de 2.000 pesos y mil dólares en efectivo, además de artículos
electrónicos y ropa.
Sorprender a los vecinos mientras
guardan o sacan sus vehículos de los garajes de sus viviendas es una
modalidad delictiva en boga en la zona del macrocentro entre las
avenidas Pellegrini y 27 de Febrero. En el último mes se conocieron al
menos tres hechos similares en ese sector, en jurisdicción de las
seccionales 4ª y 5ª. Dos de ellos ocurrieron de noche pero el restante,
al igual que el de ayer, fueron temprano a la mañana, lo cual es
sorprendente teniendo en cuenta que es una zona con mucho tránsito.
Al tanto de esos atracos en su
vecindario, Marcelo M. tomaba las precauciones del caso cuando tenía que
sacar la camioneta del garaje de la casa donde vive con su esposa y sus
trillizas de 3 años. "Ver cómo está la cuadra antes de abrir el portón,
no demorar para sacar el vehículo, llamar antes de llegar, todo eso",
enumeraba ayer a la tarde el comerciante de 43 años mientras se
preguntaba qué otra cosa debería hacer.
Cinco minutos. Unos
minutos después de las 8 de ayer, Marcelo cumplió con todos esos pasos.
"No había nadie ni en la esquina", comprobó antes de subir el portón a
mano y subir a la camioneta. Pero justo en ese momento advirtió que no
tenía encima las llaves. No tuvo tiempo de buscarlas.
"No sé de dónde salieron. Tal vez hayan
estado esperando arriba de un auto. Me encontré con un tipo adentro del
garaje. Empecé a forcejear, ni sé para qué, hasta que me dijo: «No seas
pelotudo, ¿no ves que te quemo acá mismo?». Entonces vi a otros dos que
estaban detrás de la camioneta", recordó el muchacho, y estimó que la
escena se habrá extendido durante unos cinco minutos con el portón del
garaje abierto.
"Le ofrecí lo que tenía encima, unos
400 pesos en la billetera, pero venían por más. Y cuando escuché que
bajaron el portón caí en la cuenta de que estaba con toda mi familia y
tres tipos armados adentro de mi casa", recordó amargado.
En la casa estaban la mujer de Marcelo
con sus tres hijas y la niñera, que había llegado minutos antes del
atraco. El trío de ladrones, dos de ellos de unos 25 años y vestidos con
lentes y gorras, y el tercero un hombre canoso a cara descubierta, se
dedicaron a recorrer la casa en busca de objetos de valor.
De terror. "Estaba tan
aterrada que ni siquiera sabía adónde teníamos algo de plata", recordó
la esposa del comerciante, a quien prácticamente despertaron a punta de
pistola. El matrimonio alcanzó a darle a los delincuentes algo más de 2
mil pesos y unos mil dólares que había en un armario.
"Revolvieron todo y buscaron más.
Preguntaron dónde teníamos la plata y los dólares, pero nunca tenemos
ahorros en la casa", explicó Marcelo sin saber si los maleantes contaban
con un dato equivocado o si las exigencias eran parte del
amedrentamiento. "Cuando se fueron vi que habían descolgado un cuadrito
de la pared, deben haber estado buscando una caja fuerte", apuntó.
Botín. Veinte minutos
después de haber entrado, los delincuentes huyeron con el dinero en
efectivo, una cámara de fotos, una computadora portátil, una filmadora,
un televisor LCD, algunas alhajas, teléfonos celulares y ropa.
"Se llevaron hasta las mochilas de las
nenas, zapatos, zapatillas. Y una valija llena de ropa para niños que
vende mi mujer", se lamentó Marcelo al armar el inventario de lo
sustraído, preocupado porque al alzarse con todas las carteras que
encontraron los delincuentes se llevaron tarjetas de crédito y otros
documentos personales.
Si bien el comerciante sufrió un golpe
leve, tanto él cómo su esposa coincidieron en señalar: "Sólo nos queda
agradecer que no nos lastimaron". Sin embargo, a pesar de no tener que
lamentar más que daños materiales, la experiencia será dura de superar.
"Por suerte las nenas son chiquitas y mucho no entendieron de lo que
pasó".
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