martes, 24 de abril de 2012

PROV. STA FE: "Debemos recuperar organicidad y conducción en las fuerzas de seguridad"

Así lo aseguró el Ministro de Seguridad de Santa Fe, Leandro Corti. Lograr una mejor capacitación del personal policial -rostro y brazo ejecutor de las acciones de seguridad- junto con los controles y la gobernabilidad de la fuerza; son algunos de los retos asumidos por la actual gestión.

El ministro de Seguridad de la provincia, Dr. Leandro Corti, en diálogo con El Litoral realizó un extenso recorrido sobre los objetivos que lleva adelante la actual gestión de gobierno; reseñó algunas de las acciones que en materia de capacitación se introdujeron en la fuerza con el objetivo de mejorar la prestación del servicio; y brindó algunos detalles sobre el diálogo que el pasado jueves mantuvo con su homóloga de la Nación, Nilda Garré, en el que se evaluó, principalmente, el ingreso y tránsito de drogas y estupefacientes en la provincia a través de agua, tierra y aire.

Inicialmente, el ministro abordó las características principales que en materia de seguridad lleva adelante Santa Fe, a partir de la gestión que encabeza el gobernador Antonio Bonfatti.

—Muchas veces se hace algún tipo de señalamiento respecto de que no hay un plan integral de seguridad o se pregunta sobre cuál es la innovación en el accionar en esta materia. Lo que decimos es, primero, queremos tratar de ordenar el servicio policial, o sea que queremos recuperar gobernabilidad a la policía de la provincia. Son más de 18.600 personas que están a lo largo y a lo ancho de la provincia y es importante que se pueda recuperar una conducción y una organicidad que tiene toda fuerza de seguridad y, fundamentalmente, gobernabilidad en términos políticos.

Entendemos que esto se hace con dos cuestiones fundamentales: mucho control en términos políticos, es decir, qué es lo que está haciendo la policía respetando obviamente la estructura verticalista que tiene una institución de esta naturaleza y, en segundo lugar, consideramos importante que se refuercen los mecanismos de control internos. Es aquella “policía de la policía” que se puede observar en cualquier lugar del mundo. La Dirección de Asuntos Internos es un poco el brazo de control que tiene que tener la policía y en esto estamos avanzando con mucha claridad junto con los cambios que se generaron en esta repartición, cuyo responsable es el comisario Néstor Zapata.

Por ello se están siguiendo determinadas investigaciones que son importantes que se terminen de resolver porque generan construcción de gobernabilidad, por un lado; porque aportan un capital simbólico en términos de mensaje que se le da a la institución policial; y porque brindan un enorme respaldo para aquellos sectores de la policía que ya exhiben algún grado de malestar porque no se distingue quiénes trabajan conforme a la ley y quiénes no.

Esto refuerza algún esquema de alianza con esos sectores de la policía de la provincia y creemos que es la única manera de corregir este tipo de prácticas institucionales inadecuadas. Es decir, que más allá de que se puedan replantear nuevos esquemas organizacionales, si no hay una política de control clara eso siempre va a ser conflictivo.

Relaciones con la sociedad

—Para el ciudadano es también importante un equilibrio con lo que pasa en todas las comisarías. Porque aquellas más céntricas o donde los vecinos tienen más poder de reclamo parecen dar mejor respuestas que aquellas más alejadas del centro o de los pueblos más apartados respecto de las grandes ciudades de la provincia.

—Los mismos criterios para situaciones homologables. Porque hay que reconocer una gran diversidad en materia de seguridad pública, porque no es lo mismo lo que ocurre en Rosario y Santa Fe con lo que ocurre en otros lugares. Sí, indudablemente que el servicio policial tiene que ser simétrico.

— Porque cuando estas diferencias se observan ocurren hechos que son característicos para las comisarías o lugares más distantes: la falta de móviles, la falta de combustible, de personal...

— Eso tiene que ver con el control. Estoy de acuerdo y es uno de los temas importantes que estamos viendo. Un déficit serio que tiene que ver con la prestación del servicio. Hay un 30 por ciento de la plantilla del personal policial que hoy no cumple con las actividades convencionales, por lo que es la denominada carpeta médica-psiquiátrica; o porque tienen las llamadas tareas diferentes u horario reducido, y esto no es un tema menor.

En definitiva, la cara visible de la seguridad publica es el efectivo policial, por lo que hay que entender que se juega mucho en el factor humano. Este componente actitudinal, el expertiz que pueda tener el policía. Y esto viene muy de la mano -además del control- con las transformaciones que ya estamos realizando en el ámbito de la capacitación. Hemos generado una reforma en el plan de estudios que se aprobó hace poco más de una semana y hemos invertido los contenidos formativos respecto de lo que era el plan de estudios anterior. Apostamos a que haya una formación muy fuerte en lo que es el núcleo duro que tiene que transmitirse a cualquier efectivo policial, lo específico. Sin que esto vaya en desmedro de una formación integral, con lo cual se siguen dictando contenidos que tienen que ver con esa formación, con el área humanística o jurídica pero hemos invertido las proporciones en términos de contenido, y por ende la carga horaria, porque queremos comenzar a fortalecer mucho más lo que tiene que ver con la seguridad.

Siempre planteamos que no tiene sentido que un policía tenga una gran formación sobre la problemática de la realidad si luego cuando tiene que operar puntualmente no sabe cómo operar el ejercicio de la fuerza física o el arma reglamentaria. Y este policía que no tiene la idoneidad técnica para poder estar a la altura de las circunstancias seguramente va a genera mayores daños en su proceder a si logra una capacitación plena.

—Hay un reclamo y tiene que ver con cómo se puede lograr que exista un trabajo policial con mayor contacto con la sociedad.

—Hay un reclamo y es legítimo. Es un reclamo que le hace la gestión política a la policía y por eso estamos tratando de cambiar desde el semillero que es la formación. Hay una pérdida de confianza en el funcionario policial, hay una degradación de la imagen. El efectivo tiene que estar preparado para actuar en problemáticas serias y vemos que no lo está.

—Hay una situación demasiado pequeña si quiere. Hay robos minúsculos -una cartera, una bicicleta, un celular- por los que la gente dejó de acercarse a la comisaría, porque además muchas veces ni siquiera le reciben la denuncia. Es más. Si se hiciera un mapa del delito, hay algunos que desaparecieron porque la gente ya no los denuncia oficialmente.

—Sí. Esto se llama “cifra negra”. Que justamente se da por la pérdida de confianza en general. El que tuvo una experiencia de victimización cree que no vale la pena denunciarla bien porque lo considera una pérdida de tiempo o porque hay tanta desconfianza que ya no se acerca a la sede policial. Es un tema sumamente serio que tiene que ver con lo que venimos hablando del control y de la imagen institucional de la policía.

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