martes, 24 de abril de 2012

La cachetada de España

La decisión española de bloquear las importaciones argentinas de biodiésel tendrá impacto directo sobre la industria de Santa Fe. La provincia es el mayor exportador nacional del producto y España su principal comprador.

 

De todas las represalias comerciales contra la Argentina que se reclaman en Europa, como consecuencia de la expropiación de la mayoría accionaria de Repsol en YPF, la única que avanzó hasta el momento es la decisión del gobierno español, anunciada oficialmente el viernes pasado, de bloquear las importaciones de biodiésel argentino.
Es muy pronto para saber cuál será exactamente el impacto económico que la medida tendrá sobre las exportaciones del combustible, pero es seguro que se sentirá sobre un ingente número de fabricas que operan en la provincia de Santa Fe, que representan el 85 por ciento de la capacidad productiva instalada (3,3 millones de toneladas a escala nacional), de acuerdo con los datos de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio).
La estructura industrial santafesina produce aproximadamente 2,6 millones de toneladas de biodiésel anuales, de los cuales un 67 % se exporta, y los embarques salen desde puertos provinciales.
A eso, se suma que la industria genera unos 6 mil puestos de trabajo, entre directos e indirectos, y que por volumen de operaciones fabriles la mayoría de los mismos se encuentra en la provincia. Un dato a tener en cuenta es que de las 28 compañías que fabrican biodiésel en el país, 12 están asociadas a Carbio. De ellas, 11 se encuentran en la provincia de Santa Fe y una en Santiago del Estero. De acuerdo con los números de la entidad, sus asociados representan más del 99 por ciento de las exportaciones de biodiésel, tanto en toneladas como en facturación.
El riesgo
Siguiendo los datos de Carbio, durante 2011 se exportaron casi 1.693 toneladas, por un valor de 2.202 millones de dólares, a un costo FOB de unos 1.200 dólares la tonelada.
Por su parte, la consultora Abeceb.com publicó un análisis pormenorizado sobre las exportaciones argentinas a España, (por 2.907 millones de dólares), donde el biodiésel ocupa el primer lugar (38 % del total), por valor de 1.106 millones de igual moneda. Una simple lectura indica que, por facturación, la mitad del biodiésel exportado tiene por destino el mercado español.
Para completar el cuadro, debe agregarse el informe de coyuntura fechado en diciembre 2011 por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec). En el rubro exportaciones, indica que “España, el segundo destino de las exportaciones de nuestra provincia, compró fundamentalmente a Santa Fe productos diversos de las industrias químicas y residuos de la industria alimenticia”.
Entre enero y septiembre de 2011, Santa Fe había exportado a España por valor de 1.446 millones de dólares, con un crecimiento de 70 % con respecto a igual lapso de 2010. Si se impiden las exportaciones de biodiésel (siendo Santa Fe el exportador casi excluyente) esa tasa disminuirá durante 2012.
Otra amenaza, aunque poco probable que se concrete porque los intereses son muchos en una Europa en crisis, es que si los alegatos españoles contra la Argentina logran sumar voluntades políticas en la Unión Europea, el riesgo casi se duplica: el 90 por ciento de las exportaciones argentinas de biodiésel van a esos mercados.
Por ser una industria muy joven, la del biodiésel no está claramente visualizada, pero un dato revelador sobre los nuevos tiempos es que en 2011 la Argentina exportó carne vacuna sin hueso por 1.267 millones de dólares, casi la mitad de lo facturado por biodiésel. Hace pocas semanas, el gobierno nacional, como una medida excepcional para incrementar exportaciones, redujo aranceles de exportación a las carnes procesadas (valor agregado) cuyas ventas anuales al exterior apenas alcanzan exiguos 79 millones de dólares.
Las dudas
En tanto, el viernes pasado, la presidenta Cristina Fernández desestimó el daño que la decisión del gobierno español podría causar en el negocio argentino del biodiésel. Durante un acto en Santa Cruz, dijo: “La Argentina está produciendo biodiésel por 3 millones de toneladas al año, de las cuales 800 mil se consumen en la República Argentina en el corte de combustibles o en otras actividades; unas 400 mil toneladas se exportan a España, 1 millón 600 mil toneladas al resto de Europa, y las otras 200 mil toneladas se va a distintos países de Asia o América del Sur”.
Las cifras dadas por la presidenta no concuerdan con las que maneja el mercado. Su mención a 1,6 millones de toneladas exportadas sólo a Europa, son las que Carbio da como exportaciones totales a todo destino. En la suma de la presidenta, se están exportando 2.200 toneladas.
Además, las exportaciones a España alcanzaron en 2011 a unas 720 mil toneladas (principal comprador), no 400 mil. Esta última cifra representa las exportaciones ya pactadas en lo que va de 2012, antes de la decisión española. La proyección indica que la potencial exportación a la península podría haber alcanzado este año más de mil toneladas, algo que ya no sucederá.
Todo esto, visto por arriba, son números que competen al gobierno nacional y a su política de comercio exterior. Visto desde el llano provincial, afectará directamente al entramado industrial de Santa Fe y al Producto Interno Geográfico de la provincia.
La cachetada de España
Biodiésel. El escenario del enfrentamiento.
El mercado interno
Para la presidenta Fernández, el país está en condiciones de absorber la producción de biodiésel que deje de venderse a España “porque hemos aumentado la posibilidad de mezclarlo con combustible fósil y estamos en condiciones de absorber no solamente 400 mil toneladas que van a España (NdR: dato incorrecto), sino más de 700 mil toneladas en nuestro propio mercado interno. Les quiero dar las cifras para que nadie se sienta intranquilo: estamos en condiciones de consumir más de lo que hoy se consume de las 800 mil toneladas, 330 mil toneladas en automotor; en el agro 180 mil toneladas y en transporte 200 mil toneladas. En total, 710 mil toneladas, ya que pasaríamos de un b7, que es la combustión que hoy se está haciendo a un b10, que está perfectamente permitido y aceptable”.
La alusión a b7 o b10 es la proporción de mezcla de biocombustible con el combustible fósil (7 % a 10 %). El problema es que para llegar al 10 por ciento, debe cambiar la tecnología con la que actualmente se maneja la industria automotriz. Ya se han hecho pruebas en Córdoba, avaladas por Carbio, sobre un vehículo Toyota, demostrando que el 10 % es factible. Pero hay que esperar al resto de la industria.
De acuerdo con el cálculo presidencial (o de sus asesores) en los próximos meses (desde octubre, cuando se espera el impacto de la decisión española) el mercado interno de biodiésel debiese pasar de 800 a 1.500 toneladas. Mucho volumen para tan pocos meses.

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